Toma una ducha de agua fría en pleno verano y canta a todo pulmón. Sonríe a un desconocido y descubre que el también te sonríe de vuelta. Toma tu Ipod y agita los tennis contra el asfalto cada vez mas rápido hasta que te falte aire en los pulmones y transpires tu energía. En una noche estrellada encuentra una estrella fugaz y regala un deseo. Haz tus deberes no porque quieres sino porque tienes, pero hazlos mejor que todos sin ser mejor que nadie. Siente el café tibio por tu garganta llegar hasta tu estómago y asienta tus preocupaciones. Quitate los zapatos y siente la naturaleza descalzo. Alza las manos en la lluvia e intenta contener entre tus palmas un poco de agua caída del cielo. Encuentra un trébol de cuatro hojas y regalaselo a quien más aflijido veas...
Y quizá un día de nostalgia tu seas quien escuche a la vecina recitar la filarmónica sin ton ni son, recibir una sonrisa de algún desconocido, ver como un peatón irradia su vitalidad con el sudor bien puesto en la frente, sentir como un deseo se te hace realidad, recibir el meor ejemplo de tenacidad y humildad de un compañero, observar como la meditación se lleva mejor con una taza de café, ver la armonía entre la sociedad y la naturaleza, comprender la inmensidad e insignificancia de todo y tener la suerte de descubrir en un trébol de cuatro hojas que la vida es vida y que en ella hay que vivir y no... sobrevivir.
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